Las cosas cambian

Me recuero como ha sido para mi los 17 de mayo en años anteriores, un día en el que no quería salir a la calle, no quería hablar con nadie, apagaba mi teléfono, salía de la casa solo para ir a la universidad y de regreso directo para la casa, todo esto porque nací un 17 de mayo y no le encontraba sentido el celebrar mi cumpleaños ya que pensaba que el cumpleaños solo era un día en el cual sacábamos a florecer ese consumismo que la sociedad nos ha impregnado, además sentía que no hacía nada bueno en mi vida sentía que tenía y podía hacer algo mas con mi vida pero no lo hacía. Pues bien ahora no creo lo mismo, estoy feliz de celebrar el día en que nací ya que siento que ahora mi vida si vale algo y no solo vivo porque respiro, creo que me hacía falta aceptar a Dios como el centro de mi vida y ahora que lo he hecho puedo ver desde otra perspectiva y puedo celebrar este día tan especial en el que Dios me permitió respirar por primera vez en este mundo.

Lo curioso es que a pesar de que estoy lejos de Guatemala, en la ciudad de Comayagua, Honduras, en donde vivo una experiencia única que quizá todas las personas deberían de hacer y aunque este lejos estoy compartiendo con aquellas personas a las que les cuesta ganarse el pan de cada día, aquellas personas que muchas veces las olvidamos y no nos importa si se están muriendo de hambre o si tienen con que satisfacer sus necesidades mas básicas porque simplemente nosotros solo pensamos en el YO y nunca pensamos en los demás, pensamos que nuestros problemas son los mas difíciles del mundo sin darnos cuenta que mientras nosotros trabajamos para darnos nuestros gustos, nuestros lujos complacer nuestros caprichos o quizá necesidades que no son indispensables otras personas están trabajando para sobrevivir, para no morirse de hambre, personas que seguramente se podrían alimentar durante una semana o incluso un mes con lo que nosotros gastamos un fin de semana para darnos nuestros gustos…

En fin creo que ya me estoy saliendo del tema pero bueno, hoy quisiera agradecer a Dios y a todas las personas que han compartido con migo en alguno de estos años que Dios me ha permitido vivir, porque gracias a estas personas hoy soy lo que soy y aunque a muchos tengo tiempo de no verlos tengan por seguro que me acuerdo de ustedes, me gustaría listar a todos pero prefiero no hacerlo, prefiero recordar los momentos que quedaron grabados en mi corazón sabiendo que ustedes también comparten lo mismo y que cuando lean estoy quizá se acuerden.

Saludos, Paz y bien.